Perspectiva sobre el “movimiento contra la ley del trabajo”

Manifestaciones salvajes, sucursales bancarias destrozadas, barricadas en las calles, comisarías de policía atacadas en las últimas semanas… o los enormes dispositivos policiales, con sus gases, porras y balas de goma, ni las organizaciones políticas de izquierda y los sindicatos con sus servicios de orden podían controlar la rabia y la alegría de miles de rebeldes. En París y Nantes, Rennes, Toulouse y muchas otras ciudades de Francia, en las que finalmente se degustaron unos momentos de libertad.
En este tiempo oscuro de guerra, terror, miseria económica, nacionalismo y religión, en un momento en que algunxs nos tendrían en una fila o de rodillas, el fuego de la revuelta sólo puede reavivar en nuestro corazón algunas esperanzas de ruptura radical con lo existente.

La “ley del trabajo” otra medida para intensificar la explotación, el enésimo ataque de la patronal y el gobierno en contra de los intereses de lxs trabajadorxs, es sólo la gota que ha colmado el vaso. En los discursos y en la práctica, la cuestión de la ley fue superada con creces por todxs aquellos que se niegan a negociar con el poder la longitud de sus cadenas. La posible derogación eventural de este proyecto de ley no representará ninguna victoria si tiene el efecto del cese de las hostilidades, el retorno a la normalidad.

Porque si hay algo contra lo que combatir es precisamente esta “normalidad”: La normalidad de un jefe que vive a tu costa, que se enrriquece con tu sudor, que te humilla; la normalidad de un mundo en el que la posibilidad misma de la existencia está determinada por la cantidad de dinero que hay en los bolsillos, un mundo donde millones de personas están muriendo en la más absoluta pobreza o viven en el la esclavitud; la normalidad del control y la disciplina de nuestras vidas a través de las escuelas, las universidades, los horarios
, las prisiones, hospitales mentales, la burocracia, las fronteras, las cámaras de seguridad …; los esquemas de normalidad y modelos de vida que nos imponen a través del espectáculo y la televisión, la publicidad y las mercancías …

Es esta normalidad la que queremos hacer que sea imposible.

No creemos en la “gran noche” de la revolución, no creemos que deberíamos esperar el día en que la humanidad estaría dispuesta a vivir en una sociedad perfecta. Nosotrxs vivimos aquí y ahora y no tenemos otra vida que la que estamos viviendo. No es cuestión de esperar hasta que las condiciones son adecuadas, proponer programas, de esperar que la mayoría de lxs “trabajadorxs”, “estudiantes” o “sin papeles” se conviertan en revolucionarixs. Romper con los esquemas de la normalidad significa también romper con
los esquemas de la política, del consenso,de la gestión democrática. El esfuerzo por hacer comprensibles nuestras ideas y nuestros actos no significa relegar a la impotencia, renunciar a la acción,juntarse con aquellxs que quieren “gestionar mejor” este sistema estructuralmente basado en la opresión y la dominación. El ataque contra el Poder nunca será consensuado, incluso entre lxs explotadxs y lxs víctimas del Poder. Pero es precisamente desde el ataque contra el poder , de sus ideas, modelos, estructuras y personas, donde queremos “conocer a la gente”, poco importa si somos estudiantes o trabajadorxs, paradxs o precarixs, con o sin papeles.Es a partir un terreno compartido hostil contra toda dominación, que sea posible que un día se pueda construir algo diferente colectivamente.

No somos unxs iluminadxs intelectuales que harán tomar conciencia a las masas, somos individuos que están experimentando la misma opresión y que han decidido traducir nuestra ira en acción. Si difundimos nuestras ideas no es para buscar el consenso, para ganar peones,sino porque esperamos que los actos de revuelta y de insumisión se multipliquen hasta hacer imposible el funcionamiento normal de la sociedad. Por desgracia, incluso la revuelta esta en riesgo de ser integrada o canalizada por el poder.

En las últimas semanas, nos encontramos muy a menudo en la calle, para hacer frente a la policía. Siempre donde nos aguardan con ventaja , donde el resultado final ya esta predefinido para nosotrxs en un terreno que no nos es favorable. Acudimos a las convocatorias de los sindicatos y la prefectura, en los barrios burgueses , donde la revuelta puede ser menos contagiosa. Aceptamos la presencia de periodistas, camarógrafos y fotógrafos de todos los colores, y luego nos excitamos en internet mirando los videos de los disturbios. Finalmente hablamos el mismo idioma que el poder, la exaltación viril de la confrontación y el espectacularidad de los disturbios.

¿Por qué no tratar de superar esos límites?

La inteligencia y la imprevisibilidad pueden ser nuestras mejores herramientas.
aparecer repentinamente donde no nos esperan para atacar y luego desaparecer rápidamente; bloquear, paralizar, sabotear las venas de la economía, las estructuras de control, los lugares de trabajo.Salirde los esquemas convencionales de protesta, sus lugares y sus espacios es lo que podría representar un salto cualitativo en nuestras luchas.La euforia del arriba mencionado “movimiento social” esta destinado a morir si finalmente no sale de los carriles de la política. Pero los conocimientos que hemos acumulado , las ideas que hemos difundido los enlaces que hemos forjado son nuestro mejor equipaje para continuar las hostilidades.

Durante y más allá del “movimiento social”, nunca vamos a dejar de seguir nuestras pasiones destructivas, perseguir nuestros sueños de libertad, sembrando el caos de la revuelta en el orden de la autoridad.

[Extraido de Tout peut Basculer , periódico anarquista de París]

tomado de: http://contramadriz.espivblogs.net/

This entry was posted in General. Bookmark the permalink.