“La sociedad es tan tiránica como el Estado, si no más. Esto es porque entre la coerción estatal y la coerción social no hay más que una diferencia de grado” -George Palante-
El 12 de mayo de 1890 en los augurios del venidero siglo XX, nació en la comuna de Arcola, una tempestad manifestada en carne y hueso; al cual el párroco de la comarca con el santo y la seña de costumbre, bautizo con el nombre de Abele Ricieri Ferrari, pero que a la posteridad será conocido por su “nom de guerre”, como Renzo Novatore.
Novatore, escritor y poeta proscrito, se convirtió en un elemento de estorbo para las autoridades italianas, las cuales incluso le perdonaron el servicio militar obligatorio con tal de no tener su fogosa figura cerca. Blasfemo, nihilista, amigo de lo ajeno, combatiente pero sobre todo hombre libre, Novatore sin plateárselo a través de una serie de artículos desperdigados en una docena de publicaciones impresa fue desarrollando lo que es conocido en las corrientes modernas como “anarquía pos-izquierda”
Es por ello y en honor a su corrosiva memoria que haremos un estudio comparado entre la vida de Renzo Novatore y la corriente antiautoritaria del anarquismo pos-izquierda, como una praxis temprana de este planteamiento ideológica.
El yo como centro del combate
Dentro del anarquismo una de las tendencias mas olvidadas, vilipendiadas y desacreditadas por autores y militantes, es la del anarquismo individualista, que hace alusión es una tradición filosófica con un particular énfasis en la autonomía del individuo, sosteniendo que cada uno es su propio dueño, interactuando con los otros a través de la asociación voluntaria. El anarquismo individualista se refiere a algunas tradiciones de pensamiento dentro del movimiento libertario que priorizan al individuo sobre toda clase de determinantes externos, sean grupos, sociedad, tradiciones y sistemas ideológicos.
Esta tradición tiene varios pensadores de peso como William Godwin, Henry David Thoreau, Josiah Warren, Lysander Spooner, Benjamin Tucker, Émile Armand, Albert Libertad, Herbert Spencer, Max Stirner, entre otros. Las principales regiones donde consiguió adherentes fueron en Estados Unidos, Francia, Inglaterra e Italia.
Desde muy joven, Renzo Novatore sintió especial interés por esta tendencia, manteniendo un principio de comunismo libertario en el ámbito económico, pero criticando a rabiar las imposiciones morales burguesas e incluso del proletariado. Escribió y edito varias publicaciones individualistas como Vértice, Iconoclasti, Cronaca Libertaria, Il Libertario, Iconoclastal, Gli Scamiciati y Nichilismo.
Es allí cuando Novatore enlaza su figura con los estereotipos del “Único” de Stiner o el “Arista” del galo George Palante, proponiendo como alternativa un rebelde que se federaría en micro-sociedades electivas y que se opondría tanto al hombre-de-buena-voluntad de Kant como al principio rousseauniano de la voluntad general. He allí en praxis y teoría el anarquista actual.
Pero nuestro levantisco de Liguria, era de todo menos ingenuo, producto de la pericia que arroja la práctica de los hierros calientes y de las sustancias deflagrantes; de que cada situación revolucionaria que se le presente al rebelde social puede ser llevada hasta los extremos de la ruptura total sin que esto signifique “pactar” con el adversario o simpatizar con su proyecto político, siempre y cuando se mantenga insoluble en sus planteamientos de irreductible.
Es así, como vemos su connotada participación en la sucesión de eventos anticapitalistas conocidos como el “Bienio Roso”, donde compartió y contribuyo con lo más granado del reformismo socialista y pro-soviético; lo que le llevo a batirse en las barricadas fabriles al lado de lo que podríamos considerar sus adversarios políticos. Sin embargo, no lo hacía por ellos ni por el proyecto de un soviet en las regiones de Lombardía y Piamonte; Novatore se batía por su propia libertad y por su moral de equidad, he allí lo hermoso de su predica.
En el caso de la anarquía pos-izquierda, el sujeto es el eje central del combate, dejando de lado las grandes agrupaciones y toda la retórica de clases que maneja la izquierda, dando paso así, a lo que Jason McQuinn denomino “las estructuras de correas de trasmisión” que traspasan de una generación a otra un legado y siglas en común que muchas veces son pesadas y están cargadas de inutilidad.
Es por ello el carácter visionario de Novatore al estipular que cada anarquista debía generar su propio anarquismo que estuviese acorde con sus intereses, necesidades y contexto, siempre y cuando no desvirtuara las trazas históricas que integran a la idea.
¿Ilegalismo? O la predica del ego
Visibilizando el trayecto de Novatore en este planeta, vemos una constante actividad al margen de las leyes coercitivas burguesas. Desde la ética inmanente al trabajo de clara inspiración cristiana-protestante hasta la negación de la imposición de las mayorías, el italiano se batía contra todo lo que era coercitivo a una vida plena.
En el siglo XIX fue famosa la propuesta del marxista Paul Lafargue en su texto El derecho a la pereza. A principios de ese mismo siglo existió una resistencia activa contra el modelo de la sociedad industrial por parte de artesanos textiles en Inglaterra apegados a modos de vida preindustrial y rural. Sus acciones incluían la destrucción de fábricas y máquinas. Este fenómeno se conoce como ludismo que como bien demuestra John Zerzan en su obra “los destructores de maquina” fueron traicionados y vilipendiados por las primeras organizaciones gremiales a la defensa de la esclavitud salaria.
El problema de su subsistencia cotidiana fue paleado por el con el principio de la expropiación individual, formo parte de la banda de expropiadores de Sante Pollastro, influidos por las posiciones antimetafísicas de Max Stirner, llegando incluso a abandonar el sentido ético de la reclamación individual.
Esta sumisión al trabajo sigue siendo uno de los tópicos mas importantes dentro de la anarquía autónoma y pos-izquierda, el libro “abajo el trabajo” del abogado Bob Black es la obra cúspide de los planteamientos que fueron practicados por Novatore en donde la critica al salario, a la alineación y reificación del trabajo, así como la falsa devoción al dinero inorgánico y usurero son los puntos determinantes.
Su vida fue tan rocambolesca como su muerte en un enfrentamiento contra la policía el 22 de noviembre de 1922 cuando fue rodeado junto a otro expropiador. Las balas acabaron con la praxis del ego pero no con su predica ilegalista, debido a que su accionar seria imitado por otros coterráneos en tierras lejanas como lo demostró Severino Di Giovanni.
Amada iconoclasia
Novatore siempre fue un crítico de los valores que muchas veces embozaba la prensa izquierdista de la época. Progreso, civilización, democracia y otros valores contrapuestos solo en teoría fueron lanzados al caño de la letrina por el rebelde en sus escritos.
Es en esta deconstrucción de las oposiciones binarias de la filosofía occidental, en la cual se ha cimentado los 2000 años de desarrollo humano (buenos y malos, aqueos y troyanos, proletarios y burgueses, derechas e izquierdas, etc.) que serviría sin duda de base para lo que el sociólogo Daniel Colson bautizo como “pos anarquista”, en una clara superación de falsos contenedores ideológicos que reprimen los placeres armados de los rebeldes sociales.
Novatore fue de los primeros libertarios en plantear una ruptura total con el orden existente, llevando la máxima de Mijail Bakunin de que “la pasión destructiva también es una pasión creativa” como una actividad inherente al proceso de liberación social.
Esta conclusiones fueron sintetizadas por el homenajeado como “la nada creadora” como el procedimiento mediante el cual se debe llegar a la supresión de lo actual, para que sobre el vórtice del calor antiautoritario se vallan generando las dinámicas sociales deseadas, desde la actualidad y sobre la ruptura de lo existente y no sobre el reformismo paulatino, que es la historia constante de socialistas, marxistas y ecologistas.
Esta ruptura que lleva a una construcción sobre las bases de lo suprimido es lo que Jason McQuinn llamo “la auto teoría o la teoría de uno mismo” como la moral derivada de la autonomía individual que guía los pasos del rebelde basado en un experimento constante. También es abordada por el poeta neoyorquino Hakim Bey cuando se refiere a esta practica de forma macro en su propuesta de las Zonas Temporalmente Autónomas.
El abismo, conclusiones de ruptura
Sobre la nada mucho se ha escrito, desde los griegos se plantearon ese origen de las cosas al cual bautizaron como Caos. El filósofo alemán Martín Heidegger se ocupó con hondura del problema de la nada. En su trabajo breve “¿Qué es metafísica?”, del año 1930. Allí, después de plantear y elaborar la cuestión, la aborda con un reiterado interrogante: “¿Por qué hay un ente en su totalidad y no más bien la nada?”.
La existencia humana está íntimamente ligada a la nada. Se la revelan temples anímicos de profundo aburrimiento y, especialmente, de angustia. Ambos le patentizan la nada, y entre los dos le tornan incomprensible la existencia del ente en su totalidad. La angustia –de raíz kierkegaardiana– es el estado emotivo fundamental de la existencia. El hombre puede angustiarse por esto o por aquello, pero, desvanecidas estas particularidades, la existencia continúa angustiada. Y si al existente se le interroga por la causa de su angustia, casi espontáneamente responderá: “por nada”
Como vemos la nada es una situación inherente al existencialismo humano. Siendo el anarquismo una ideología maximalista per se, que no solo se plantea la sustitución de un modelo de producción distinto sino la transformación total de lo que es el desarrollo humano y colectivo actualmente; Se pone de manifiesto la nada creadora de Novatore como un frontis en común de todos los antiautoritarios a nivel mundial. Por ello, desde algún rincón del Caribe indómito, muchos te damos las gracias Novatore por el fuego entregado.
Rodolfo Montes de Oca