Sobre internacionalismo anarquista

Bien lo han dicho otros compañeros, los anarquistas somos internacionalistas hasta que no destruyamos las naciones; aunque el primer paso será quizás desconocerlas y no aceptarlas, su destrucción forma parte del proyecto de destrucción del Estado.

La anarquía siempre ha mantenido una perspectiva internacionalista, y aun cuando sabemos bien que tenemos que atender a nuestra propia agenda local, esta es una característica inseparable del pensamiento que busca aniquilar todo tipo de Estado y autoridad, que se opone a todo tipo de progreso, que forja una actitud de vida contraria a todo lo existente.

El intercambio de ideas y pensamientos entre compañeros de diversas latitudes del planeta ha sido fundamental para construir una perspectiva anarquista internacionalista que rechaza límites fronterizos e incluso étnicos; por ejemplo, la difusión de las luchas que compañeros llevan a cabo en otros entornos. Ha sido también la acción directa y el sabotaje en lo que sobre la práctica misma se han construido esos lazos internacionales entre anarquistas de un lugar y otro. Por igual lo es el apoyo puntual y en primera persona entre compañeros de diversos lugares, apoyo que se manifiesta en la lucha misma y los proyectos que en conjunto se construyen día con día. Traducciones de comunicados, diálogos entre compañeros, acciones de solidaridad, libelos para difundir casos de compañeros, apoyo a diversos proyectos, revistas de intercambio de ideas, reflexiones y criticas; sabotajes, apoyo a compañeros en fuga, estrechar las relaciones fraternales entre compañeros y más, son algunos ejemplos de cómo el movimiento ha llevado a la practica el internacionalismo que le caracteriza.

Desde el movimiento en solidaridad con Sacco y Vanzetti en el cual también se realizaron sabotajes por parte del núcleo de anarquistas cercanos al periódico Culmine, hasta los sabotajes solidarios con las huelgas de hambre de los compañeros griegos; desde la coordinación y apoyo entre compañeros de Estados Unidos y México para organizar y propagar los brotes insurreccionales de 1910 -lo cual incluía apoyo a compañeros en fuga o prisión-, hasta los libelos de apoyo a los compañeros del 5E-M en México; la anarquía ha dejado en claro que para la solidaridad y la coordinación, es decir para la lucha misma no existe frontera alguna. No importa si son compañeros de Noruega o Finlandia, países donde la pacificación social ha llegado a grandes niveles; no importa si son compañeros de Turquía, Siria o los países Árabes que desde hace años se encuentran en una lógica de guerra abierta; los anarquistas no vamos a crear categorizaciones sociales o étnicas, ni vamos a repetir las que el sistema Capitalista ha creado con el motivo de dividir; no vamos a llamar pequeño burgueses a compañeros por haber nacido en un lugar diferente al nuestro, ni tampoco vamos a marginar (“¡positivamente además!”) a otros compañeros que han nacido en lugares mucho más catastróficos y jodidos que donde vivimos.

Está claro que en cada lugar tenemos unas características propias que definen de alguna manera nuestras condiciones de lucha, y es sobre esas características a las cuales el proyecto insurreccional se debe de adaptar; pero aun así, la lucha anarquista se conforma no solo de esquemas locales de lucha, sino que intenta ser una realidad mundial de ataque contra el Estado-Capital. Por lo mismo la anarquía está lejos de ser como el realismo izquierdista. El realismo de izquierda que incita a la pasividad, a la espera, al reformismo y que aniquila todo sueño y todo anhelo de una vida de calidad, mediante el supuesto discurso de lo posible, de lo que se puede hacer en base de “la realidad que vivimos”.

En definitiva creemos que hay que formular nuestras tesis sobre lo que vivimos localmente, es por eso que desde que comenzó esta publicación el núcleo de compañeras y compañeros que de una u otra manera participamos en ella, nos esforzamos por tratar temas sobre lo que vemos ante nuestros ojos -lo cual de ante mano descubre la gran falacia de que en México existe una especie de europeización o de exportación europea; pero al mismo tiempo que rechazamos cambiar nuestros sueños por el realismo político, también pensamos que los aportes de compañeros de otras latitudes, así como la solidaridad internacional nunca pueden ser pasados por alto, porque son ante todo una base de la anarquía que busca destruir todo tipo de límites. Si somos individualistas ante todo creemos en nosotros mismos, pensamos por nosotros mismos y actuamos en consecuencia; pero también compartimos perspectivas y proyectos con muchos otros compañeros; aprendemos de nuestro pasado y de nuestras propias experiencias, pero también de experiencias y perspectivas de otras latitudes que nos nutren; pero sobre todo nos negamos a caer en idealizaciones.

Si algunos compañeros en México en ciertos momentos retomaron las silgas CCF o FAI para reivindicar sus sabotajes, ahora mismo no creemos que fue a carencia -total- de una falta de análisis propio, ni por fotocopiar un discurso; aun así y por mucho que sostengamos una crítica hacia las siglas reivindicativas y a lo que suele llamar “neo-nihilismo”, no podemos negar que su acto fue una manifestación del internacionalismo anarquista existente, para ser partícipes en un proyecto internacional de ataque al poder que ellos y otros compañeros han avanzado, bajo sus propias premisas y perspectivas.

Por lo mismo en la actualidad existen proyectos editoriales afines al proyecto insurreccional que no se regocija bajo siglas o acrónimos, proyectos que intentan ser un vínculo entre anarquistas de todas partes; pero también está la práctica que es inseparable de la teoría, para dejar en claro que la anarquía nunca podrá ser reducida a una alternativa sin perspectivas de ataque al poder, pero tampoco a un discurso regionalista que intenta ser justificado por discursos sin argumentos latentes y que por lo mismo se vuelve estériles de toda potencialidad de enfrentamiento real y no ficticio.

Si somos individualistas no idealizamos nada “propio ni ajeno” y nos representamos solamente a nosotros mismos. La guerra social está latente y nuestra vida es auténtico campo de batalla.

Tomado de Negación, revista anarquista México

This entry was posted in General. Bookmark the permalink.