El gran traidor de la revolución mundial
Concluyó sus días invicto, igual que Stalin, Franco y Pinochet. Los dictadores saben hacerse siempre de una muralla de acólitos y fieles perros guardianes que evitan a toda costa que las balas libertarias cumplan su cometido.
A la memoria de Marcelo Salinas, Santiago Cobo, Claudio Martínez, Canek Sánchez Guevara y tantos ausentes.
Llamar Revolución al Estado fue sin duda un gran acierto político de la dictadura castrista, y aceptarlo a pies juntillas el más grave error dialéctico (y no sólo) de la izquierda comunista internacional.
—Canek Sánchez Guevara
Es cierto que el proceso revolucionario cubano ya no es más —y no lo es desde hace un buen tiempo— el modelo revolucionario por excelencia en esta región del mundo ni en ninguna otra; pero continuar guardando silencio es significativamente sospechoso de que las lecciones no están suficientemente bien aprendidas y que habrá por delante otras voces en que las mismas o parecidas voces nos propondrán nuevas indulgencias respecto a las concepciones jacobinas, vanguardistas y, por último, velada o desembozadamente autoritarias.
—Daniel Barret (Rafael Spósito)
Mi primera reacción ante la noticia de su muerte fue el silencio. Inmediatamente después decidí que no escribiría una sola palabra al respecto. Un suceso tan trivial no merece ni una letra. Además, toda una legión de “cubanólogos” (entre detractores e idólatras) seguramente se aprestan a encargarse de esa tarea en este preciso instante. Prefería dejarle el trabajo sucio a ellos y continuar con el curso de mi cotidianidad. Ninguna muerte es razón para interrumpir la vida, y la de Fidel no es la excepción. Pero mi compañera me convenció de redactar una pequeña nota que, con el avance del nuevo día, se ha convertido en estas líneas intempestivas que engarzo y articulo sin otra pretensión que no sea dejar constancia y ratificar un posicionamiento que no se alinea con la histeria colectiva del oficialismo ni con la de Miami. Continue reading →