En la prisión de Jaén, un prisionero de 53 años se había declarado en huelga de Hambre por una condena de 10 meses bajo el caro de “Resistencia a la autoridad”.
La huelga de hambre la acompaño con un rechazo total a hablar o siquiera comunicarse, negándose a recibir tratamiento médico o cualquier interacción. La avanzada edad del preso y su abierto rechazo a la condena hizo que lentamente se fuese apagando la vida de quien llevaba esta movilización desde Mayo.
Finalmente el hombre fue encontrado muerto en la enfermería de la prisión.