La apologia hacia la logica del rebote: mi pensamiento acerca de la in-necedidad y la necedad de seguir reivindicando la imagen del terrorista

Se puede decir que la sociedad está dividida en unas clases sociales que apenas y se pueden visibilizar, por lo tanto preferimos expresarnos de ellas como excluidos, incluidos y autoexcluidos; sin embargo lo que si podemos ver con claridad son las diversas identidades sociales asignadas por el Capitalismo como roles a seguir. Dentro de estas identidades -a veces folclóricas, nos encontramos con que los izquierdistas hacen fiel apología de las mismas; así es como los vemos reproducir sin cuestionar el rol del obrero, del defensor de los derechos humanos, del estudiante, del desocupado, del hombre y de la mujer etc. y además, los izquierdistas van asignando a estas una connotación o carácter ilusoriamente revolucionario, esperanzados que a partir de estas identidades creadas o asimiladas por el mismo sistema, se pueda proyectar algún tipo de cambio en vísperas de un mundo mejor. De esta premisa los anárquicos no están tan lejos dejándose llevar por obsesión marxista del sujeto revolucionario, todas las esperanzas son trasladadas consciente o inconscientemente de una categoría social (en otro tiempo el proletariado) a otra. Pero también dentro de estas identidades sociales, y además folclórica encontramos la del actual terrorista, la parte mala de la sociedad que el Estado tuvo que reinventar o redefinir para justificar su control y que para bien o para mal ha venido a constituir un nueva identidad social con una buena dosis de folclore subversivo que hasta un punto solo vivía como mito alimentado por el Estado, pero que sin embargo cada vez mas ese mito se ha convertido en una realidad que es alimentado por diversos sectores del espectro antisistema o anarquista. Un mito que solo refuerza al actual Estado al servicio de la tecnología del capital en pro del progreso.

El terrorismo desde su nacimiento ha sido visto como una práctica de Estado, pues su definición primordial apunta a que, los únicos que hacen una práctica del terrorismo indiscriminado son los gobiernos. Terrorismo también es el periodo de la Revolución Francesa que va desde abril de 1793 a julio de 1794, cuando el Comité de Salud Pública dirigido por Robespierre y Saint-Just ordenó un gran número de ejecuciones. A partir de esta premisa, los propios diccionarios llegaron por extensión a una definición de terrorismo más general: “todo método de gobierno fundado sobre el terror”. El terrorismo es terrorismo porque golpea a ciegas, de ahí el sentimiento de pánico colectivo que inspira. Sin embargo a lo largo de la historia y del presente muchos anarquistas han utilizado el terror como forma de ataque contra el enemigo, llegando algunos de ellos incluso a cometer graves errores que han dejado a cientos de personas heridas, y muertas a otras tantas en lugares públicos en donde pretendían atentar contra instituciones, jefes militares o patriarcas religiosos; mientras que otros -muy pocos a decir, su cometido ha sido atentar contra el ala de la burguesía. Pero cabe señalar que la gran mayoría de los atentados nunca fueron planeados como masacres indiscriminadas.

Los ejemplos los tenemos por doquier, desde Rusia, Nueva York, Argentina, Chicago y hasta Italia, España y Francia. La cuestión recae en que una parte de esa historia ha sido descrita por quienes les interesa que dichos actos y las ideas que los animaban sean distorsionados, o bien han sido descritos también desde una evidente parcialidad y/o falta de carácter crítico. Así es, por citar un solo ejemplo, como nos encontramos con el libro Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia de Osvalod Baller; dicho libro que solo puede ser apreciado en el hecho de la cronóloga histórica, ya que por otro lado en algunos capítulos el autor crea una distorsión de las motivaciones de Di Giovanni ante el hecho de haber tenido que asumir la lucha anárquica en otros términos. Mientras que mal enfocado, mal aprovechado y mal entendido el libro puede contribuir a la mitificación tanto del compañero como de sus actos y sus motivaciones, condenando esas motivaciones y actos a las páginas de la historia como hechos irrealizables en el presente; para luego también terminar con su rostro impreso en un poster pegado arriba de una repisita como si fuera un santito. El pensamiento de Di Giovanni que acierta en que en la sociedad todos somos cómplices y que de alguna manera cada persona contribuye al funcionamiento del sistema, nunca fue una declaración de principios para justificar masacres indiscriminadas ni tampoco para justificar de manera superficial los muertos civiles en alguno de sus atentados. Este como cualquier libro de historia también tiene una dosis de interpretación del autor que no siempre es la que en marca la realidad. De ahí y de otras experiencias mas es que tiene sus raíces un debate sobre la validez en la utilización de diversos instrumentos para aterrorizar a las personas que componen el Estado y que es un debate que lleva ya unas buenas décadas en boca de los anarquista y libertarios. En esta cuestión de momento no queremos aportar mucho, pues nuestro cometido en este escrito no es un discurso del tipo ético o moral; aquí vamos por otro lado.

El terrorismo que fue difundido y practicado por el mismo Estado a lo lago de la historia ha tenido un cambio drástico, como ya lo hemos mencionado líneas antes, se le doto de un cárter subversivo enfilándolo contra las diversas luchas antisitemicas y de liberación nacional. Durante un tiempo una práctica del terrorismo muy peculiar apenas se visualizaba pues han sido los grupos fascistas y los servicios secretos de los gobiernos quienes no solo en épocas anteriores y posteriores de las diversas dictaduras militares han hecho uso del terror para amedrentar a la llamada población civil; sino que en tiempos del Estado democrático, de bienestar o social demócrata han realizado diversas acciones para inculcar el terror en la sociedad y responsabilizar a diversos grupos subversivos que realizaban un tipo de lucha directa contra el Estado, por ejemplo durante las diversas dictaduras en Sudamérica o en la llamada estrategia de la tensión Italia. Esta actividad además de crear un clima de tensión y servir como catapulta al Estado para la creación de montajes absurdos contra los anarquistas, también dejo impregnado a amplios sectores del anarquismo y otras luchas de una confusión enorme que seria utilizada para atacar y desprestigiar a los anarquistas, dado que cuando algún grupo anarquistas realizaba algún tipo de sabotaje, ciertos sectores acusaban el acto de ser obra de los servicios secretos del Estado. Esta actitud prevalece, por una parte es producto de la ignorancia y la falta de lucidez, mientras que por otro lado es utilizada conscientemente por sectores progresistas. Aunque estas fueron las motivaciones del terrorismo de Estado, lo que si es importante recalcar para entender aún mejor esta nueva imagen del terrorista es que a partir del 11S con los atentados a las torres gemelas la imagen del terrorista subversivo enemigo del capitalismo y del bienestar de los Estados quedo definitivamente marcada. En los Estados Unidos por ejemplo el gobierno se vio obligado a categorizar a los grupos subversivos en un grado menor de terrorismo llamándoles terroristas domésticos. Es también a partir de esa fecha que las leyes anti terroristas se redefinieron, se reforzaron y en algunos lugares se inventaron, creando un trato especial para el llamado terrorismo antisistemico. Aunque aquí vale la pena abrir un breve paréntesis y es para recordar que aun pese a esta generalización del terrorismo subversivo o insurgente a partir del 11S, ya en febrero del 2001, durante una conferencia de la Europol en Madrid; España, Italia, Grecia y Portugal proponen la creación de un fichero especial de lo que denominan “terrorismo anarquista internacional” dando vida a lo que mas tarde se denominaría como el “triángulo anarquista del mediterráneo” que comprende tres regiones en relación, Grecia, Italia y España.

En México, hasta hace poco tiempo la imagen del terrorista subversivo parecía no haber quedado tan clara a nivel institucional y menos a nivel social, ni siquiera se hablaba de terrorismo político o revolucionario pues los cargos federales por terrorismo se limitaban a castigar a los diversos grupos de narcotraficantes que atentaban contra la población civil; incluso llegando a comparar la supuesta guerra contra el narco con la que libran los marines americanos y sus aliados contra los grupos guerrilleros o subversivos de medio oriente. Y que durante la administración de Calderon fueron enviados militares mexicanos a entrenar en Irak, Irán, Bagdad o Israel donde aprendieron diversas técnicas de contrainsurgencia con el supuesto de que los carteles mexicanos de la droga eran equiparables con la insurgencia terrorista en esos países. Mientras que por otro lado hay gobiernos a los cuales no les conviene acusar a la gente de terrorismo, ya que es será un versus de sus sistemas social democráticos. Por ejemplo en el distrito federal durante la administración del PRD se modificó la ley interna cambiando el delito de terrorismo que ya existía en el Distrito Federal, por el de ataques a la paz pública con el cometido de quitar el carácter político -atribuido por el mismo Estado- al terrorismo ya que lo que castigaba esta ley terrorista eran actos de rebelión; y de esta manera dejar a este en un delito del fuero común que se castigaba con la misma penalidad de 36 años de cárcel. El echo quedo mas que claro cuando la PGJ-DF tomo la custodia del compañero Mario López a quien la dependencia local no quiso que se dieran cargos de terrorismo ya que según el gobierno de izquierda que es quien aún gobierna en el Distrito Federal argumento que en la ciudad de la esperanza no existen terroristas y por ende no existe el terrorismo, sino que todos son juzgados como delincuentes comunes. Así vemos como al momento de que se intenta y mitificar a los subversivos acusados del peor de los terrorismos, el Estado encontró una contra cara que es la politización de la lucha por la libertad de individuos o grupos acusados de terrorismo. Unos de los primeros casos, que sin especular me atrevería decir que es el primero en el que aun grupo de anarquistas se les ha intentado acusar de terrorismo en México es el de los compañeros del 5E-M [N1]. Al final de los cuarenta días de arraigo la PGR no logro fincarles las acusaciones de terrorismo y delincuencia organizada y se vio obligada a ponerlos en libertad para que luego fueran reaprendidos por la PGJ- DF bajo los delitos de ataques a la paz publica y daño en propiedad.

En la actualidad reivindicar el mote del terrorismo y el terrorista no es otra cosa que jugar el juego del Estado en hacer realidad el mito de la imagen subversiva del terrorista pero carente, además, de una supuesta causa justificada -según el Estado; pero armado hasta los dientes y que por idealista que es pues atenta contra la sociedad en su conjunto. Es como se decía hace algunos años en un artículo de la revista Cane Nero, esto es la lógica del rebote ya que si el Estado habla públicamente de un terrorismo subversivo o bien de que los subversivos son terroristas -que al menos desde las ideas libertarias es inexistente, entonces reivindiquémonos como terroristas y construyamos un grupo terrorista político que de vida a las fantasías del sistema. Además que reivindicar políticamente el rol de terrorista en la actualidad, que es asignado por el mismo capitalismo en pro de su propia autoprotección, solo es una cuestión ilusionista que alimenta el espectáculo pues en la practica no significa ningún terror antisocial cuando los métodos y medios empleados para atacar a diversos objetivos no congenian con el fin: el terror. Entonces por una parte esa imagen del terrorista subversivo se convierte en un ilusionismo para alimentar el propio vacío carente de atención. Y menos aún es terrorismo antisocial -como muchos lo quieren pintar, cuando el terror apunta eficazmente y los objetivos son seleccionados en base de un análisis político concluido en un acto que en general tienden a enfocarse contra los grandes magnates, empresarios, científicos responsables, jefes de policía etc. y que va acompañado de una declaración de principios en un comunicado quilómetro. Ciertamente porque los objetivos que son blancos de ataques o sabotajes que se dicen a si mismos como terroristas en muchos casos son identificables “positivamente” por una parte de la sociedad que se siente harta de su condición de explotado, aunque es de aclarar, que no siempre dispuesta a pasar a la acción, ya sea por su apatía o por la especialización de los medios lo que dificulta su fácil reproducibilidad. Este tipo de práctica ilusionista empeñada en hacerse notar a toda cosa como los terroristas más malos, duros y puros solo refleja unas cuantas cosas. Primeramente, la falta rotunda de carácter crítico y perspectiva nublada ante el hecho de la mera peligrosidad social que es además en muchos casos otorgada por el mismo enemigo, y que no pocos anarquistas la toman positivamente repitiendo – quizás inconscientemente, las ciertas tesis Maoístas que nos dicen que la eficacia de la lucha se mide en base de la respuesta del enemigo; pero también de esa especie de autoglorificación que encaja perfectamente en esa competitividad para ver quién es el grupo subversivo más peligroso del momento; segundo, una falta total de autoestima y autovaloración; tercero, una necesidad absoluta de reconocimiento mediante la ficción ante un espectro social que no se evoca por su causa. Mientras que por otro lado hay un sobre empeño en afirmar que no se busca causar efecto alguno sobre el espectro social ni aceptación más que aterrorizarla; o bien, que no les importa lo que la sociedad piense sobre ellos cuando de una u otra manera la sociedad tiene una opinión sobre ciertos ataques ya sea buena o mala, a favor o en contra o simplemente le da igual.

No quiero de momento enfocarme tanto en el hecho de las declaraciones de principios que son a lo que comúnmente se les suele llamar comunicados, porque aunque es un tema que podría complementar esto que decimos acorde con el hecho de la aceptación -positiva o negativa- y que en cierto modo se vuelve una dicotomía en base de la ambigüedad de los argumentos y los hechos; merece otro espacio para su profundización.

Así vemos como el reivindicarse terrorista en tiempos del terror es jugar el papel del Estado y alimentar un mito que cada vez está mas lejos de ser real, y que al contrario esta totalmente integrado en la maquinaria que hace funcionar al sistema de dominación.

Desde el anonimato una individua anárquica fuera de lugar.
México mayo 2014

Notas
1 Los compas del 5E-M son Amellie, Carlos chivo y Fallon que fueron arrestados la noche del 5 de enero del 2014 en la ciudad de México.

Tomado de la revista Negación Numero 2

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