Lo que sigue acontinuación es un fragmento de una discusion entre compañero anarquistas afines a la organización informal y compañeros anarquistas comunistas. La compartimentación de ideas comenzo a raiz de algunos comentarios sueltos criticos con el indigenismo y a las luchas parciales e identidades, vertidas en un flayer difundido en una de las acciones durante el apogeo de protestas por el caso ayotzinapa, es decir casi un año atras. En los dias posteriores publicameros la segunda parte que seria el argumentos de los compañeros informalistas.
Nos parecio importante difundir las cartas, ya que independientemente que no nos encontremos del todo afines a lo vertido en esta primera intervención, hay puntos que los compañeros tocan con los cuales estamos de acuerdo; un ejemplo son algunos puntos sobre el tema y la critica del indigenismo. La critica del indigenismo poco se ha encontrado plasmada en textos o revistas; una de las pocas criticas al indigenismo que existen -pero mas concretamente habla sobre la irrupcion del EZLN- y que parte de compañeros anarquistas se titula Au-dela des passe-montagnes du Sud-Est mexicain, (detras del pasamontañas del sureste mexicano), difundia en Paris en el año 1996. El subcomandante Marcos en una de sus cartas precisamente del año 96 hace una pequeña mencion del texto y critica a los autores (Sylvie Deneuve, Marc Geoffroy, Charles Reeve). Lamentablemente esta critica no ha sido ampliamente difundida en castellano, pero la introducción indica que toma parte de un texto escrito por compañeros anarquistas venezolanos años antes.
Nosotros pensamos que una crítica anarquista al indigenismo como tal, tambien debe de partir desde una optica de crítica al poder en su total magnitud y su micro manifestación, y no solamente desde la critica economicista del Marxismo. Pero tambien está crítica al indigenismo esta indiscutiblemente ligada a la crítica a la idealización del enesimo sujeto revolucionario, así como a la idealización vaga que muchos compañeros realizan sobre las relaciones de la gente que vive en el campo, tomando incluso las mismas relaciones de poder que se manifiestan en las grandes urbes, como positivas o como naturales y hasta “libertarias”, por el simple hecho de ser manifiestas en el entorno campesino. Pensar de esa manera, idealiazar de esa forma, impide sobre todo tener una perspectiva libertaria clara.
Algunos otros aportes a la critica al indigenismo los podemos encontrar en textos sueltos, opiniones en entrevistas a compañeros, pero poco profundizados.
Aqui la intervención:
Ante todo gracias por su atención y comunicación.
Pues dado que nos externan algunas dudas sobre el contenido de aquel texto que les enviamos, trataremos de responderles, aunque de antemano sabemos que por este medio es difícil explayarnos de manera profunda, trataremos de ser concisos.
Sobre el indigenismo
Para nosotros el “indigenismo”, como ideología y todo lo que de ella emana, lo vemos como una gran y ominosa segregación de una lucha mucho más amplia, con tal de impregnar a un sector de los explotados (dado su fuerte carga estética, cultural e histórica), de una “esencia pura” del “ser revolucionario”. Obviamente esta ideología necesita del fetiche de “lo indígena”1, así como los obreristas recurren al fetiche de “lo obrero”. Muchos ideólogos de esta tendencia recurren a exactamente lo mismo que otros ideólogos de otras tendencias (feministas, obreristas, activistas estudiantiles, ecologistas, etc.), que es:
1- Reificar una tal “identidad” “posición” “categoría” asumiéndola en el centro de la problemática de la sociedad capitalista.
2- Pensar esa “identidad” “posición” “categoría” desde una necesaria separación en la sociedad capitalista y por tanto con necesidades y proyectos particulares a otros explotados.
3- Erigirlos en “nuevos” o “viejos” sujetos de la liberación social.
Por tanto el “indigenismo” como toda la sarta de reivindicaciones ideológicas sectoriales, estéticas, sexuales y raciales cumplen la honorable función de ser canalizadoras y separadoras de la lucha conjunta de los oprimidos y explotados.
Por tanto, obviamente somos críticos del “indigenismo” y de su parafernalia orgánica que es el EZLN, que no es otra cosa que una organización socialdemócrata para los explotados de origen indígena, para nosotros el hecho que se reivindique autonomía, autogobierno y autogestión agraria no es sinónimo de revolución, es sinónimo de canalización de la rabia de los explotados indígenas para que se dignen a su sub-capitalismo “autónomo” y asistencialista, a su perspectiva política socialdemócrata (fuera de los partidos tradicionales de izquierda), y a la necesaria atadura hacia el liderazgo carismático de un personaje que piensa que su movimiento tendrá éxito sólo si está bien parado mediáticamente, aunque se recurra a parafernalia propia de un artista dadá o surrealista.
Sin embargo, este tema necesariamente nos remite a la particular problemática que hay en el sector agrario en general y por ende a las personas de raíces indígenas. Si bien el tema es muy denso aparte de ser muy desconocido, ignorado y fetichizado, no puede negarse el hecho de que la realidad del campo es una realidad subsumida a la dinámica de la sociedad capitalista (así como en la ciudad), por tanto no es una realidad separada del ambiente brutal del capitalismo de las grandes urbes. Obviamente las relaciones en el campo no son idénticas a las que existen en las urbes: existen particularidades, formas y contenidos propios, pero todos ellos emanados de las relaciones de dominación capitalista. En tanto el poder del Capital subsume las partes más recónditas del planeta, éstas entran a disposición de las relaciones que éste impone. En este caso entendemos la problemática del campo desde una perspectiva de clase, ¿qué quiere decir esto?, que a pesar de que subsista mucha palabrería acerca de intereses particulares de campesinos por ser propietarios de tierras y todo eso, la realidad es que en este país, como en tantos otros, el “campesinado” vive una época de total reacomodo y de transición que deviene desde el siglo antepasado, gracias a la implantación del sistema de producción capitalista. El “campesinado” que erigen los socialistas o izquierdistas actuales es la creencia de un campesinado recién liberado de la servidumbre, donde de hecho, al apropiarse de la tierra que trabaja queda por fuera tanto del sistema servil como del clásico antagonismo de la sociedad capitalista, a estos campesinos se les designaba con el mote de “pequeña-burguesía”, hoy día, como obviamente ese término queda rebasado se ha elegido el término “campesino” a secas. Por nuestra parte entendemos que en el campo las relaciones de explotación son evidentes y se puede hablar que tanto existe una minoría de terratenientes, ganaderos y corporaciones agrónomas, así como del otro lado se encuentra una gran masa de pequeños propietarios insignificantes que subsisten en temporadas con lo poco que producen y logran intercambiar, y en otras temporadas de trabajos asalariados ocasionales, esto sin hablar de los tantos jornaleros que existen. Por lo tanto hablar de “campesinado” en general, sin hacer la acotación de que este campesinado está divido en propietarios burgueses y por el otro de proletarios del campo y proletarizados, entonces es caer en errores de análisis que no entienden la globalidad o totalidad del sistema de producción capitalista y las relaciones que éste genera en su seno.
Justo a partir del tratamiento de ese tema por la publicación de ese texto, tuvimos una polémica con unos marxistas, a los cuales les hicimos notar los siguientes puntos:
“…cuando ni siquiera se ha ido a una zona rural, sin conocer las condiciones reales de existencia de la gente que vive ahí, se puede caer en todas las barbaridades ideológicas de siempre: campesino=propietario=terrateniente=burgués. Los invito a visitar las diferentes zonas rurales o semirurales del país, de gente con “propiedad” de tierra y ganado, que no tiene ni para comer y se ven en la necesidad de migrar al extranjero a trabajar, o sobrevivir con “chambitas” temporales. La propiedad de tierra no es ninguna garantía de propiedad capitalista en tanto esta no sea valorizable, 2 o 3 hectáreas de tierra que la mayoría de la gente del campo posee es ridícula, por que no genera ningún valor real, sólo permite la auto subsistencia… Sólo los pocos que logran acumular capital y desarrollarlo a través de mayor rendimiento en la producción agropecuaria, a partir de su contubernio con el Estado y acumulación de mayores hectáreas de tierra y cabezas de ganado, y eso claro, con gente asalariada que les esté produciendo a ese nivel, se les puede considerar propietarios burgueses o terratenientes, y por supuesto ajenos al proletariado, de otra manera sólo estamos considerando el tema del campo desde una posición sesgada clásica de los ideólogos “comunistas” de la ciudad que nunca han conocido en carne propia la situación rural. La mayoría de la población del campo, a pesar de que sí, una mayor parte posea un par de hectáreas de tierra, están en una situación de proletarización, trabajan de jornaleros y trabajos temporales o regularmente están sin “empleo” -y sin dinero- subsistiendo con el alimento que logran cosechar, lo mismo sucede con los “propietarios comunales”. Estoy de acuerdo que hacen falta análisis más cabales, pero la problemática tiene muchos matices y no se puede abordar del todo en unas cuantas líneas, y mucho menos se logra una superación cuando nuestro reduccionismo típico del adoctrinamiento en las diferentes “sectas comunistas” está mermando el análisis con claridad y se vuelve a caer en los lugares comunes de siempre…lo que quiero dejar claro es que la propiedad de la tierra dentro de la sociedad capitalista, no es indicativo de propiedad de Capital, si ésta no se valoriza, o sea no genera valor. La tierra bien puede estar ahí, sin “trabajarse”, sin tener el menor desempeño por falta de recursos, no sirve de nada, y el que la posea sólo pude darle un rendimiento para sobrevivir unos meses, en tanto tiene que buscar como emplearse como fuerza de trabajo asalariada en otra temporada, es en este contexto que hablamos de proletarios del campo y de “campesinos” proletarizados… y lo repito, es muy clarificador cuando te adentras al campo y conoces de forma directa esta situación que está ocurriendo con un 80% de la población rural.”
Dentro de las zonas rurales las problemáticas, que van desde la depredación del medio ambiente, el robo de medios de subsistencia, la brutalidad de las jornadas de trabajo, la incapacidad de colocarse en el mercado laboral, el aumento de la carestía y la desvalorización de los productos en beneficio de terratenientes y corporaciones agropecuarias, ha provocado una respuesta cada vez más desafiante de parte de los explotados del campo, esto es innegable, pero es también ahí donde hacen su entrada las organizaciones campesinas y el movimiento indigenista, para desviar la lucha por el cause de demandas al gobierno de “más tierras”, “más apoyos” o “respetos a las autonomías”, etc., etc. Por lo tanto, no es desde la perspectiva indigenista, agrarista o campesina que se debe apoyar y fortalecer estas luchas, es desde una perspectiva que rompa de raíz con lo que genera todas estas relaciones, reconociéndonos como parte de los desposeídos tanto del campo como de la ciudad, como parte de una comunidad de lucha contra el Capital y su Estado.
“La pequeña propiedad campesina, abrumada por deudas, hipotecas, impuestos y todo tipo de recaudaciones, se derrite y escapa del propietario ayudando a redondear las posesiones siempre crecientes de los grandes terratenientes; una ley económica inevitable fuerza al campesinado a entrar en las filas del proletariado.” M. Bakunin
“Identidades o luchas parciales”
En este caso es necesario, como bien dicen, profundizar. Quizá por que el texto sólo sea un esbozo y no un análisis detallado en algunas partes se puede prestar a la interpretación abstracta. En este sentido queremos clarificar que una cosa son las “identidades subversivas” (las cuales citamos algunas de ellas como: punks-hippies-antifas-estudiantes-obreros2- feministas-ecologistas-indigenistas…) y otra cosa las “luchas parciales” que se llevan a cabo bajo la bandera del “estudiantado, el feminismo, el indigenismo, el obrerismo, etc.”, nosotros somos claros al decir: “…entendemos que cada una de estas luchas, las que promueven los proletarios contra las condiciones de existencia y en contraposición de los intereses del Capital, son una misma, más allá de si las encabezan “estudiantes”, “obreros”, “mujeres” o “desempleados”.” Comprendemos que el texto deja una especie de laguna al estar escrito de forma literaria más que teórica, pero esto no quiere decir que aceptemos la “variedad de luchas”, o la promoción del sectoralismo dentro de la clase, o que todas las “luchas” sean parte de las luchas proletarias, o en un sentido más general, que las luchas que llevan a cabo los proletarios no tengan rezagos reformistas y claudicadores desde su fundamento mismo. En el texto se expone el trabajo ideológico tanto de la burguesía como de las varias ideologías que buscan a toda costa el parcelamiento y el encuadre hacia luchas limitadas que al final de cuentas inevitablemente son dirigidas a estancarse en movimientos particularistas con reivindicaciones sectoriales y parciales, dicho trabajo es llevado acabo (a parte de los voceros y organizadores burgueses) por los múltiples agentes de las llamadas “identidades subversivas”, y con ellos, las ideologías con que tratan de sustentar algún movimiento “especifico”.
Una invitación de nuestra parte, es la lectura del n°2 de cuadernos de negación, en donde se retoma el análisis de este tipo de temas…
–http://www.mediafire.com/download/prvc6r4c4srt46o/cuadernosdenegacion2_clase.pdf
También recomendasmo el afiche: Propuesta para una praxis revolucionariaLink: https://jumpshare.com/v/LPFw1ogemifNfgPXGlDw
“Asumirnos como proletarios no tiene nada que ver con esos ridículos esfuerzos por “construir identidad”. Nadie elige ser proletario. Uno nace proletario como se nace siendo esclavo, o bien es proletarizado por las fuerzas ciegas de la economía; y en ambos casos no hay nada de qué enorgullecerse. Estar proletarizado no es ninguna virtud, no es una condición que nos interese reafirmar ni defender, no nos complace como a los ecologistas, okupas o gays les complace la identidad que tan “libremente” eligieron para presentarse en sociedad. El único motivo de orgullo para los proletarios es luchar contra el mundo de la propiedad y del Estado, contra sus excrementos culturales y psicológicos, y contra todos los que justifican la servidumbre en vez de denunciarla. Sólo negando nuestra condición actual podemos hacernos humanos, y eso sólo se consigue luchando. Por último, nuestra actividad subversiva no ha venido a inventar nada nuevo; simplemente teorizamos lo que el proletariado está haciendo día a día, concretamente, para emancipar su humanidad alienada.”
Correo Proletario Stgo. Chile 2006
Sin más que decir y a pesar de lo limitado que es hacernos entender por estos medios, esperamos haya servido un poco nuestra respuesta, gracias y saludos compañeros.
Notas:
[1] Ya que el indígena no se define a sí mismo ni se ve cómo lo ven los “no indígenas”: intelectuales, antropólogos, investigadores, el activista a favor de la lucha indígena, o simplemente el ciudadano atomizado. La forma en cómo se ve y define al indígena (como concepto sociológico), encuentra su genealogía desde la configuración del conocimiento dictado desde la ideología devenida de las mismas relaciones de dominación, si de ello partimos que la palabra indígena fue utilizada por los primeros antropólogos, aquellos hombres que vienen a definir a las nuevas “personas” descubiertas por ellos, es bien sabido que la ciencia y por su puesto su rama “social” la antropología en este caso, nace a partir de las primeras expediciones del siglo XV, y estos hombres de ciencia, civilizados, eran los que fijaban los parámetros para conocer en qué lugar de la “historia” estaban los pueblos que habían de conquistar. Por lo tanto ya la misma definición de los indígenas desde la más elemental concepción es producto de la ideología burguesa. Tomando esto como referencia podemos entender que los grupos indígenas por su lengua, su modo de vestir, sus tradiciones, su cultura, son considerados totalmente diferentes a los parámetros de la “evolución y progreso de la humanidad”, es decir, al estándar del ciudadano moderno, claro que todo ello define ciertas relaciones de vida diferentes entre ellos y otros grupos ajenos a ellos (otros grupos indígenas de otras partes del país o del globo, debido a las regiones climáticas y de recursos naturales principalmente) pero al igual que el “ciudadano civilizado” y culturizado con los estándares mundiales (de consumo principalmente) no se pueden separar en la totalidad porque el capitalismo como dictadura mundial no deja resquicio para vivir fuera de él, para decidir por cuenta propia si se quiere vivir dentro del capitalismo o no. Por todo ello los grupos indígenas, tanto como los ciudadanos, están supeditados a las formas en cómo se “ganan la vida” que no es otra que trabajando ya por un salario o como vendedores de mercancías.
Pero los fanáticos del indigenismo los relacionan y casi alaban por su filosofía ancestral, su cosmovisión casi “sobrehumana” y ello contribuye al lastre de miseria en la que están sumidos, la mayoría de pueblos y comunidades indígenas que debido a lo precarias e improductivas de sus tierras no les queda más que sobrellevar la vida en condiciones críticas y difíciles, con largos periodos de escasez y con muchas enfermedades.